Todo está escrito en el ADN. Pero podemos hacer que lo que está escrito se exprese de una manera u otra: la secuencia de nucleótidos no cambia, pero si modificamos alguna característica de la base nitrogenada, la transcripción varía. Es la epigenética. Sí, pequeños saltamontes: no hay nada tan inmutable que no pueda ser matizado por factores sutiles: y lo que comemos influye en cómo nos manifestamos. Lo más in en Biología: nutrigenética y nutrigenómica.
A efectos prácticos, lo traducimos en los siguientes buenos hábitos de ingesta; hay que comer y beber:
-Brócoli, coles, coliflor: contiene sulforafano, anticancerígeno.
-Uvas negras, su mosto, vino tinto: nos da resveratrol, antioxidante por neutralización de radicales libres; controla el peso y tiene efecto anti-edad.
-Soja y sus derivados: genisteína, un fitoestrógeno isoflavonoide que regula insidiosas menopausias.
-Epicatequina galato: presente en el te verde. Antioxidante y desintoxicante, mejora el flujo sanguíneo.
-Selenio en nueces del Brasil: forma parte de la glutatión-peroxidasa, un conjunto enzimático antioxidante y estimulante del sistema inmunitario.
Todo esto está ya avalado por estudios nutricionales a nivel universitario, que garantizan que no se trata de la última moda guruyítica. Que en el fondo es darles la razón a algunos gurús: pero es que las formas les pierden. No fueran tan...fatiguitas...
Esquema: eatthisroot.blogspot.com