Sin ninguna duda, una dieta natural debe estar basada en las verduras.
Son riqueza viva, son energía pura transformada en materia que nos
construirá a nosotros. Molécula a molécula, vibración a vibración. Aquí
tienes una relación de las verduras y sus beneficios. Es importante que
se consuman siempre de temporada: las que se cultivan forzadas no tienen
apenas energía ni para construirse ellas mismas: son esas verduras
blanquecinas y fofas que se venden fuera de tiempo. Si podéis, por poco
que sea, tened vuestro propio huerto. Es requisito casi imprescindible
para una vida sana.
Todas las verduras son aporte de vitaminas, minerales y agua. Por lo que
aquí destacaré las propiedades más determinantes de cada familia o
especie, y que las hacen más valiosas.
-Col, coliflor, brócoli: son de la familia de las Crucíferas. Todas ellas tienen como principal valor la aportación de moléculas que actúan como anticancerígenos: glucosinatos, indoles e isotiocianatos.
-Lechuga: nuestra familiar amiga es un dechado de virtudes relajantes. La lechecilla que es su savia se denomina lactocarium, y contiene moléculas con actividad analgésica y sedante.
Componentes de la savia de lechuga: (1) α-Lactucerol (=Taraxasterol); (2) β-Lactucerol (=Lactucon, Lactucerin); (3) Lactucin; (4) Lactucopicrin. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Lactucarium
-Espinacas: con estas amigas ha sucedido una cosa muy curiosa: se cree la gente que su principal valor nutritivo reside en el aporte de hierro, tradicionalmente considerado muy alto; pues no: esto fue debido a un error en la colocación de una coma en una cifra en una tabla de un estudio...pero el error ha sido transmitido y aprovechado durante años. No, las espinacas no aportan más hierro que otros vegetales. Lo que sí tienen en abundancia es betacaroteno, precursor de la vitamina A. Es también portadora de una buena cantidad de vitamina K, necesaria para la coagulación de la sangre y por lo tanto evita la aparición de hematomas a la menor contusión, así como para la construcción del tejido óseo.
-Acelgas: las sufridas acelguillas, humildes en su ubicuidad, son agradecidas. De facilísimo cultivo, su principal virtud está en la gran cantidad de potasio que contienen,- y que las hacen enormemente diuréticas-, y en su fibra. que limpia el tracto digestivo de manera natural. Imprescindibles para las personas que sufren estreñimiento.
-Patatas: son puro almidón, esa molécula de glucosas que es energía hecha materia. Suaves, sedantes incluso, sacian y llenan estómagos. Calman espasmos y calambres, debido a su contenido en vitamina K.
-Legumbres: son fuente de proteína inestimable. Contiene un aminoácido esencial que no podemos sintetizar con nuestras vías metabólicas, así que necesitamos ingerirlos: la lisina. Además son saciantes porque tienen glúcidos, de manera que su ingesta favorece esa deliciosa sensación de tener el estómago bien llenito y caliente.
-Zanahorias: su mayor riqueza son los carotenos, el betacaroteno principalmente. Precursor de la vitamina A, tan necesaria para la correcta funcionalidad de los ojos y la piel. Es además refrescante, y tiene que ser consumida cruda para apreciar su crujiente textura, cosa que ayuda también a una buena higiene dental.
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