Llega el frío y empieza a apetecer comida más contundente. Y si se quiere un sólo plato que contenga toda la materia y la energía necesarias para vivir una jornada, lo ideal es la olla.
Ollas hay muchas: aranesa, gitana, pallaresa...la nuestra es como sigue:
se pone a hervir agua con sal y un generoso chorro de aceite y se añade un puñado de arroz, patatas troceadas, fideos, garbanzos cocidos, unas hojas de acelga, cansalada troceada; se remata con pimienta negra molida. Se deja al fuego hasta que esté bien cocido. Se come bien caliente.
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