No sólo se puede, sino que se deben aprovechar los calabacines gigantes que se nos pasan de maduración. ¿Cómo? Haciendo mermelada con su pulpa. La técnica:
-500 gramos de pulpa de calabacín sin pepitas
-500 gramos de azúcar
-el zumo de un limón
Se pone a cocer la pulpa con el azúcar a fuego lento durante una media hora, removiendo con una cuchara de madera. Una vez pasado este tiempo, se retira del fuego y se le añade el zumo de limón. Si va a conservarse durante tiempo, deben esterilizarse los botes.
Un maridaje singular: se acompaña a las mil maravillas unas tostadas con mermelada de calabacín y unas olivas aliñadas. El contraste dulce-salado es sublime.
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