Aquí tenemos muchas almendras y les damos poco uso culinario. Así que hemos decidido explorar aplicaciones en forma de acompañamiento salsero.
Nos gusta la idea de hacer una crema de almendras, así que hemos obrado como sigue:
Partimos las almendras y las hervimos unos segundos para que se desprenda con facilidad la piel marroncilla.
Sofreímos una cebolla mediana en una sartén con aceite sisquellano; despacio, que no se ponga excesivamente dorada. Añadimos tres cucharones de caldo y 125 ml de crema de leche. Dejamos hervir y añadimos las almendras peladas y cortadas a laminillas o a trocitos. Que siga hirviendo pero sin dejar nosotros de remover con la cuchara de madera para que se vaya espesando y así conseguir la textura que más nos guste.
Y listo: en este caso, la crema de almendras cubre un lenguado exquisito.
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